Nueva York., A menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales, crece el optimismo del candidato demócrata a la presidencia Joe Biden y de su partido ante las consecuencias del desastroso manejo de la pandemia por el presidente Donald Trump, algo ejemplificado hoy con la Casa Blanca declarando que la ciencia no debe estorbar en decisiones sobre la reapertura nacional de las escuelas públicas.
Incrementos en casos de contagios de la pandemia se registran ahora en 41 de los 50 estados del país, revirtiendo avances logrados con cuarentenas parciales al proceder las reaperturas prematuras, mientras estados que rehusaron aplicar medidas de mitigación hoy están entre los más afectados (Florida, Texas y Arizona). Todo, repiten expertos, a consecuencia de la falta de una política nacional y de coordinación federal para combatir la pandemia. O sea, el manejo de la crisis por Trump, lo cual se ha vuelto, por fin, el epicentro del debate político electoral.
A la vez, otros 1.3 millones de trabajadores solicitaron los beneficios de desempleo en la semana reciente, elevando el total a más de 32 millones desde que estalló la crisis, cifra que no incluye cientos de miles y tal vez millones de inmigrantes y trabajadores del sector informal que no tienen derecho a esta asistencia.
Trump está obsesionado con minimizar esta crisis, reiterando, a pesar de toda evidencia, que la pandemia está por pasar, y que la economía se está recuperando. Por lo tanto, exige la reapertura del país, incluyendo la reactivación de las escuelas. Fue en ese contexto que su secretaria de prensa, Kayleigh McEnany, hoy, en respuesta a preguntas de medios, argumentó que la ciencia no debe estorbar la reapertura de la escuelas.
Para Biden y los demócratas, por ahora, lo más efectivo es dejar que Trump haga campaña contra sí mismo con este tipo de cosas. Ante la declaración de la vocera, el Comité Nacional Demócrata –la jefatura del partido– respondió: ahora el gobierno de Trump desea arriesgar aún más las vidas de maestros, niños, personal y sus familias sólo para sobar el ego del mandatario. Este presidente prefiere aceptar teorías de conspiración y rechazar la ciencia que escuchar a expertos en salud pública. No se le puede confiar para tomar decisiones sobre las vidas de los niños de Estados Unidos y sus familias.
Fuente. La Jornada