Los grandes personajes de la historia mexicana tienen un común denominador, movilizaron grandes sectores populares para enfrentar y resolver los graves problemas nacionales de su tiempo. López Obrador los menciona con mucha frecuencia, ¿para hacernos creer que es como ellos? Después del triunfo del 2018, vemos a un presidente con ínfulas de dictador, y a un pueblo desesperado, esperando los frutos de una Transformación que se repite todos los días y nadie ve.

La desigualdad en la riqueza es ahora mucho peor que antes, el número de mexicanos en extrema pobreza crece. No hemos escuchado al presidente sobre mejorar el bienestar de los más pobres y que además lo pueda sustentar.

No llegamos a esta situación de la noche a la mañana. Hubo avisos de que las cosas no iban bien para la mayoría del país y de que, si esos problemas no se abordaban, nuestra situación sería peor.

Se le sigue apostando a una economía neoliberal, a los tratados internacionales de libre comercio regulados por los grandes capitales y la negativa a exigir el pago de impuestos de manera progresiva.

Optamos por la política equivocada: demasiados pensaban que la democracia solo consistía en tener elecciones. No entendimos los peligros que representa el dinero en la política, su poder; el dinero corrompe la democracia y que las élites aliadas de la 4aT, pueden valerse de esta para modelar tanto la economía como la política para concentrar cada vez más el poder económico y político.

Con el cuento del combate a la corrupción, se aplica la austeridad para demoler la estructura del estado, y caer en un sistema caracterizado por la compra de votos por dádivas.

La frustración de muchos que votaron por morena, esperando remontar la desesperación por la que atraviesan, a dos años en el poder, no se ve, ni se siente una mejoría, creo que debemos analizar con madurez la realidad, llegó al poder un nuevo partido, pero con viejos políticos, muchos con trayectorias negativas, con un negro pasado, con acusaciones graves de corrupción, lo único que podemos esperar es más de lo mismo.

Muchos creyeron que, con el triunfo de López Obrador, se acabaría con el principal problema del país, la corrupción, así se convenció a millones de votantes. Expertos advirtieron, que, aunque la corrupción ha hecho mucho daño, no debemos perder de vista que todo el empeño se debe dirigir a combatir la pobreza. A estas alturas, no se ve la intención de corregir y tenemos la certeza de que la agenda social, política y económica de este gobierno va a fracasar.

Los problemas más profundos de nuestra economía están sin solución o se han agravado: salarios insuficientes, mayor desigualdad entre ricos y pobres, menor cobertura sanitaria, esperanza de vida a la baja, escasa inversión a largo plazo, una economía con menor dinamismo, disminución de los programas para los más pobres.

Las poblaciones indígenas nuevamente quedan en el olvido, desaparecen prácticamente todos los programas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Sin servicios básicos, pésimos servicios de salud, caminos destrozados y sin empleo, solo les queda trabajar de peones o de mojados a los Estados Unidos.

La pandemia que se inició en China, pasó a Europa y más tarde a los Estados Unidos y por último a México, ese tiempo de aprendizaje no lo aprovechó el gobierno.

El IMSS, registra el mayor porcentaje de letalidad del país, fallecen el 87% de las personas intubadas.

Se han atendido 204,033 casos positivos. 127,809 no se les hospitalizó y de estos murieron en su casa 4,035.

De los pacientes hospitalizados, 76,223, murieron 35,867. Por lo que el 47% de los pacientes hospitalizados han fallecido.

Del total de pacientes hospitalizados, 16,536 fueron intubados, y de estos mueren 14,396.

Casi 9 de cada 10 están muriendo tras la intubación.

México supera el 10% de legalidad, contra el 3.7% del promedio mundial, gran parte de la responsabilidad es para el IMSS y el ISSSTE, pero también por la falta de personal capacitado en el uso correcto de los ventiladores.

A esta tragedia se le suma el robo de medicamentos contra el cáncer y de aparatos para las hemodiálisis, el sistema de salud hundido en la corrupción y el desprecio por la vida de los trabajadores y sus familias.

Mientras, en Francia, España y Gran Bretaña, están en plena segunda oleada de la pandemia, se repiten las historias de hospitales saturados, cierre de negocios y regresan al confinamiento con fuertes restricciones, en México las autoridades sanitarias se preocupan por “informar” que vamos saliendo, lo único que provoca es que la población se confíe y baje la guardia.

Promover el bienestar general, esa es la bandera de Antorcha, proponer a todas las fuerzas sociales la participación activa, con una aclaración, la solución viable para moldear la economía y ponerla al servicio de toda la sociedad, solo estará en función de la participación de todos, pero principalmente de los sectores populares, la experiencia de los países que han logrado desarrollarse, lo han hecho en función de garantizar que los frutos de ese desarrollo sean compartidos con equidad y seguridad, y que todo mundo participe para gozar de una vida plena, es la única vía de acabar con la pobreza, la inseguridad y debe ser el acto de justicia más importante, más progresista, que un gobierno pueda hacer para beneficio de sus ciudadanos.

Fuente: Contacto hoy