México, 8 ene (EFE).- Los Reyes Magos no han acabado todavía su trabajo en México porque gracias a varias asociaciones civiles siguen repartiendo regalos en las cárceles mexicanas, donde viven más de 400 niños sin haber cometido ningún delito y afectados también ahora por las angustias de la covid-19 dentro de los penales.
“Todos los sellos de mi tarea son de ‘muy bien’. Obedezco a mi mamá, levanto mis juguetes y me lavo los dientes”. Así empieza Ángel, nombre ficticio del hijo de 5 años de una presa mexicana, en su carta a los Reyes Magos.
Sus tres deseos para sus majestades, de los cuales uno se le cumplirá en estos días por haber sido bueno durante el año, son un “transformer”, una tienda de campaña y una pelota “gigante para brincar”.
REYES ANÓNIMOS
Aunque, en realidad, el regalo de Ángel no lo traerán Melchor, Gaspar y Baltasar, sino que lo habrá comprado uno de los 166 reyes anónimos y voluntarios que colaboraron con un juguete para el proyecto “Haz realidad la magia”.
“Cada rey o reina se comprometió a comprar un juguete. El dinero y todo el trabajo lo hicieron las personas que se sumaron al proyecto. Nosotros nada más fuimos un medio para que la gente hiciera llegar la magia a los niños”, explica a Efe María Fernanda Montoya, directora de acción social de Ponte Político.
Esta ONG, surgida en la pandemia, tuvo la idea de “crear magia” estas navidades en los penales de mujeres que conviven con sus hijos y recogió las cartas para hacérselas llegar a unos donantes que compraron un regalo entre las tres opciones elegidas por cada niño.
Según el informe “Diagnóstico de maternidad y paternidad en prisión (2019)” de la asociación Reinserta, que ayudó a extender la entrega de regalos al norte del país, 436 niños viven en prisión con sus madres en México.
“Las cárceles de mujeres con niños son un sector olvidado para muchas personas porque la mayoría de la gente no sabe que dentro de las cárceles de mujeres hay bebés y niños que han vivido toda su vida ahí dentro”, considera Montoya.
La iniciativa llamó también la atención de la activista especialista en reinserción Paola Zavala y de su asociación Ocupa, que aportó su experiencia para ampliar un reparto de regalos pensado en un principio solo para el penal de Santa Martha Acatitla, en el central Estado de México.
“Paola nos dio todo el tiempo su apoyo, nos enseñó cómo hacer las cosas y dijimos ‘hay que expandirnos”, relata Montoya.
Los 166 regalos para el mismo número de niños que mandaron sus cartas al proyecto “Haz la magia” acabarán repartidos en ocho penales, la mayoría en el Estado de México, aunque algunos también irán al central Morelos y al norteño Nuevo León.
COVID EN LAS CÁRCELES
El reparto comenzó esta semana y acabará “a mediados de enero o incluso en febrero”, ya que las autoridades penitenciarias de Morelos no permiten la entrada de los magos de Oriente por un brote de coronavirus en la prisión.
“Que el covid termine y una vacuna” es, precisamente, el primer deseo en la carta de Paula, de 4 años, aunque no parece que ese regalo pueda llegar estos días.
Paula no está sola en su deseo y mucho menos en las cárceles mexicanas, donde las condiciones de vida ya no eran las óptimas antes de la pandemia que ha dejado hasta el momento 3.864 contagios y 342 muertos entre reos y funcionarios, según el recuento de la organización Asilegal.
Además, los niños, como recuerda Montoya, “no deberían estar en un penal, ni siquiera en uno al que llegan los Reyes Magos”.
Entre rejas le faltará campo para correr a la bicicleta que ha pedido Paula, y, si en su lugar le llega el paquete para colorear de Frozen que también quiere, no habrá en su memoria suficientes paisajes para pintar. EFE
Fuente: Contacto hoy