Tokio. Yuichiro recoge con los ojos llorosos un paquete de comida durante un acto de distribución de alimentos en Tokio para ayudar a las personas con dificultades para llegar a fin de mes en la tercera economía mundial debido a la pandemia.
“No hay trabajo. ¡Nada de nada!”, dice a la AFP este obrero de la construcción de 46 años, que prefiere no dar su apellido.
“En Japón, los medios de comunicación no suelen hablar de ello, pero muchas personas duermen en estaciones de tren y entre cajas de cartón. Algunas se mueren de hambre”, asegura.
En comparación con muchos otros países, Japón se ha librado relativamente de la pandemia, con unos cuatro mil 500 muertos desde enero de 2020, y no ha impuesto un confinamiento estricto. Pero afecta a los más vulnerables, afirman las asociaciones.
“La pandemia, el aumento del desempleo y la caída de los salarios han afectado directamente a los trabajadores pobres, a gente que apenas se mantenía a flote hasta entonces”, explica Ren Ohnishi, presidente de Moyai, una oenegé local que lucha contra la pobreza.
Visto desde el extranjero, Japón parece mejor equipado para amortiguar el impacto económico de la pandemia, con una tasa de desempleo de alrededor del 3 por ciento y un sistema de seguridad social que funciona.
Pero estas estadísticas ocultan la magnitud del subempleo y del trabajo a tiempo parcial: el 40 por ciento de los trabajadores tienen empleos precarios.
“La clase media se hunde”
Puede ser complicado acceder a las ayudas sociales: Yuichiro dice que cada entidad gubernamental lo remitía a otras, en vano. Al final le explicaron que daban prioridad a las familias con niños.
“Pero hay muchos adultos que no tienen qué comer”, lamenta.
Más de 10 millones de personas viven en Japón con el equivalente a menos de 16 mil euros (19 mil 300 dólares, unos 385 mil pesos) al año, y una de cada seis vive en “la pobreza relativa”, con unos ingresos inferiores a la mitad del salario medio, según cifras oficiales.
Fuente: La Jornada