Ciudad de México, 15 ago (Sputnik).- El turístico Tren Maya, en construcción en la mexicana península de Yucatán, territorio donde se localizan reservas de la biósfera y verdaderas joyas arqueológicas ancestrales, dejará a su paso un daño irreversible, con consecuencias que afectarán a todo el planeta.
Esta es la conclusión de un trabajo realizado por un grupo de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que ponen un ejemplo elocuente para medir la magnitud del impacto: el Tren Maya lanzará al aire el equivalente al ocho por ciento de la contaminación anual que producen los automóviles en la Ciudad de México.
El documento de 25 páginas, al cual ha accedido Sputnik, fue publicado el 7 de agosto por el Laboratorio de Estudios sobre Empresas Transnacionales y el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica de la UNAM, pero recién comienza a debatirse.
El análisis pormenorizado de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de ese gran proyecto de desarrollo para el sureste del país, advierte que las locomotoras, que utilizarán combustible diesel y motor eléctrico, impactarán en reservas de la biósfera como Calakmul, que mide 7.000 kilómetros cuadrados.
Después de revisar “con toda seriedad y cuidado” la MIA oficial de la obra, la conclusión central es que “el proyecto no tiene condiciones para llegar a buen término y que el daño que causará no compensa ninguno de sus buenos propósitos”.
Algunas mediciones que no están incluidas en el proyecto son “las tasas de emisión de gases de efecto invernadero, el consumo de energía y el calentamiento”, entre otros, advierte el reporte.
Ana Esther Ceceña coordina el trabajo, realizado por académicos de los dos centros del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Violeta Núñez, Josué García y Sandy Ramírez, son los otros tres integrantes del equipo.
FRAGMENTACIÓN DEL HABITAT
Los especialistas señalan que el proyecto solo mide el impacto tomando una especie animal, el jaguar, como “paraguas de gran dimensión”, pero ese felino no podría ser representativo del conjunto de la fauna de la zona.
Incluso tomando como referencia especies de gran tamaño, “los pasos de fauna tienen una separación mayor de lo conveniente”, a lo largo de más de 1.500 kilómetros del recorrido previsto.
“No se considera el ámbito hogareño de las especies de menor tamaño”, alertan los expertos.
Los constructores, entre ellos una compañía del magnate Carlos Slim, contemplan 146 pasos para vehículos, pero apenas 40 para la fauna, y muy distanciados entre sí.
La fauna pequeña “no tendrá condiciones de cruzar del otro lado de la vía o correrá riesgo de atropellamiento”, indica el análisis.
El ferrocarril comenzará con una movilidad de 26.520 pasajeros durante 17 horas al día, cada tren para 450 pasajeros.
El tráfico de trenes esperado es de 60 por día, aproximadamente un tren cada 20 minutos.
Pero el tren pasará de trasladar a 50.700 pasajeros en el año 2023, a llevar 221.000 en el año 2053, cuando circularán 491 unidades cada día.
En el primer año arrancarán 112 trenes: uno cada ocho minutos.
La frecuencia de los trenes en cuatro décadas más sería de uno cada dos minutos, “lo cual es muy elevado”, advierte el informe.
El equipo de investigadores prevé que la intensidad creciente del tren -que costará más de 6.000 millones de dólares-, “desate la perturbación y el daño en todos los ámbitos”.
Esos daños están concentrados en los “efectos barrera, ruido, vibración y luz”, que se multiplicarán anualmente y fragmentarán un hábitat único en el mundo, por el peculiar tipo de suelos, que permite la existencia de cenotes, por donde respira ríos subterráneos.
Los daños ambientales “alcanzarían dimensiones planetarias” en la península donde según los científicos estiman que habría impactado el meteoro que extinguió a los dinosaurios.
IMPACTO CULTURAL
Una especial preocupación es “la desestimación del impacto cultural”.
La densidad de joyas arqueológicas a lo largo de todo el recorrido del tren “indica un tremendo riesgo de pérdida cultural e histórica”, advierte el trabajo.
Según los académicos, “no es previsible que ante cada hallazgo se rediseñe el trazo del tren”, pensado para entrelazar las playas blancas del Caribe mexicano y ruinas de la gran civilización maya, como Tulúm, Cobá, Calakmul o Chicen Itza, entre muchas otras.
Tampoco consideran razonable el traslado de piedras antiguas o vestigios culturales hacia fuera de la vía, porque los propios sitios de la civilización maya tienen sentido histórico.
Esa cultura que dejó estelas, petroglifos, murales y pirámides de una de las civilizaciones más fascinantes del continente, alcanzó su esplendor entre los siglos III y VIII, en el llamado “periodo clásico”.
Sin embargo, abarcó más de dos milenios desde su origen hasta su decadencia, aunque la lengua maya sobrevive y ha ayudado a descifrar su escritura y cosmovisión.
El costo sociocultural sería provocado por “el desarraigo y desestructuración de formas de vida y visiones del mundo alternativas a la que ofrecen la modernidad y el desarrollo, esencialmente no predatorias”, preservado por científicos y sabios comunitarios. (Sputnik)
Fuente: Contacto hoy