Ciudad de México. En medio de las secuelas del incendio que afectó a la Nave Mayor de la Merced en 2013, el proceso de reconstrucción y la epidemia por el Covid-19, locatarios del tradicional centro de abasto han tenido que dejar sus locales y migrar a la Central de Abastos para emplearse como diableros a fin de sacar el sustento de sus familias, denuncian comerciantes del lugar.
A pesar de que los locatarios han implementado todas las medidas sanitarias que han establecido las autoridades, tales como el uso del cubrebocas, gel y sana distancia, las ventas han bajado mucho y diariamente se están tirando alrededor de 12 camiones de basura orgánica, señaló Edgar Mendieta locatario del mercado.
“Hay dos tolvas aquí en la Merced y diariamente los servicios de limpia del mercado sacan seis camiones por la mañana y seis camiones por la tarde de desechos de verduras, frutas, hiervas, que como sabemos es lo que más fácilmente se descompone”.
El locatario pidió a la comunidad capitalina acudir al Mercado de la Merced atendiendo las debidas precauciones: uso de cubrebocas, careta, guantes, gel, y que una sola persona o dos acudan a hacer la despensa y que no vayan en familia para que no haya riesgos.
Varios puestos de la zona afectada por el incendio de 2013, entre las puertas 17 a 19 cerraron. “Es gente que no ha podido sostenerse y se ha tenido que ir del mercado, en esa zona son como 50 puestos y ahorita están a abandonados”.
Afectados por el incendio, “la falta de planeación, el Covid-19, “todo eso ha hecho que muchos compañeros quiebren; muchos compañeros han tenido que migrar a la Central de Abasto a trabajar de diableros, a echar viajes con los diablos, para poder sacar para el sustento diario de sus familias” apuntó.
Alrededor de 50 puestos, ubicados entre las puertas 17 a 19 de La Merced, la cual resultó afectada con el incendio de 2013, han cerrado por la crisis económica generada por la pandemia de Covid-19, dijeron los comerciantes. Foto Bertha Teresa Ramírez
Fuente: La Jornada