Guadalajara (México), 16 may (EFE).- La pandemia del COVID-19 en el occidental estado mexicano de Jalisco ha dejado grandes pérdidas económicas pero mínimas bajas humanas, luego de dos meses de aislamiento social obligatorio para frenar la incidencia de contagios de esta enfermedad.
Cuando en la mayoría del país el aislamiento social inició el 30 de marzo tras la declaración federal de emergencia sanitaria, los habitantes de Jalisco ya tenían dos semanas de confinamiento en casa y las empresas no esenciales habían cerrado sus puertas de manera indefinida.
Tras dos meses de aislamiento la entidad con poco más de ocho millones de habitantes suma 64 defunciones y 1.044 casos confirmados de contagio del nuevo coronavirus -de los cuales solo 747 figuran en el reporte diario del gobierno federal-.
En contraparte tan sólo en abril, el estado perdió 25.566 empleos permanentes y 12.579 eventuales, de acuerdo con cifras del gobierno de Jalisco, uno de los motores económicos del país.
Dueños de comercios, empresas, restaurantes y tiendas han hecho todo tipo de esfuerzos para mantener a flote sus negocios y seguir pagando el sueldo a sus empleados.
EL MÍTICO HOTEL FÉNIX
Felipe Ríos es administrador del hotel Fénix, uno de los más antiguos de Guadalajara, capital de Jalisco.
El establecimiento cerró sus puertas casi en su totalidad debido a la contingencia. A mediados de abril, decidió vender tamales para salvar los gastos básicos de su empresa.
“Cerramos el hotel en el 85 % del inventario, y eso implica la pérdida de ingresos con costos muy altos, lo que hicimos fue buscar algo que vender para cubrir la prioridad que es mantener la fuente de trabajo, son 80 colaboradores de los que dependen 400 personas que tenemos que cuidar”, contó este sábado a Efe.
Dedicarse a esta nueva actividad implicó que la plantilla de trabajadores dejaran de lado las sábanas y toallas, los artículos de limpieza y las maletas, para dedicarse a amasar maíz, preparar guisados, envolver la mezcla en hojas de elote y entregar los pedidos a domicilio.
En poco menos de un mes han producido más de 76.000 tamales lo que le ha permitido tener flujo de dinero para solventar sus gastos, pero Ríos sabe que una vez que el hotel vuelva a abrir deberá enfrentar una situación económica más grave que la que dejó la epidemia por la influenza H1N1, en 2009.
“Quisiera ser optimista y decir que si abrimos en junio vamos a llenar el hotel. La crisis de 2009 y la inmobiliaria nos hizo retroceder 5 años en la captación de ingresos y esta contingencia es peor por ser mundial. Va a haber mucho miedo por viajar y cambios en los hábitos de viaje, va a ser difícil, no veo un panorama fácil”, señaló.
COMIDA A DOMICILIO PARA SUBSISTIR
En las redes sociales cientos de personas ofrecen servicios o elaboración de comida a cambio de alimentos básicos, tras haber perdido su empleo.
Artesanos del municipio de Tonalá salieron a las calles a ofrecer sus productos típicos a cambio de comida, debido a que su actividad es considerada no esencial y no tienen permiso para vender.
Un grupo de propietarios de restaurantes creó la campaña “Aquí nadie truena (quiebra)” con la que pretenden fomentar el consumo de productos locales para evitar que las pequeñas y medianas empresas -que representan hasta 80 % de los negocios del rubro de alimentos en Jalisco- sucumban ante la crisis económica.
Alan Mora Becerra produce bolsos que son exportados y vendidos en tiendas de ropa de prestigio. Desde marzo, tras el cierre obligatorio de su fábrica, busco una forma distinta de subsistir y comenzó a hacer cubrebocas.
“Fue un acto de desesperación, de saber que teníamos enfrente cosas muy duras como cerrar nuestra empresa y despedir a nuestros colaboradores. El 80 % de nuestra producción se hace en las cárceles de Jalisco que fueron aisladas totalmente y no teníamos forma de producir. Decidimos que para mantener a flote la empresa había una posibilidad haciendo cubrebocas”, señaló.
Para poder cubrir la demanda se alió con otras 16 fábricas de zapatos y artículos de moda que estaban a punto de endeudarse o de cerrar definitivamente sus puertas. Con esta iniciativa lograron salvar 250 empleos.
Mora Becerra afirma que se mantendrán en este rubro una vez concluido el aislamiento obligatorio y buscarán crear un catálogo de fábricas locales para promover su trabajo y que puedan sobrevivir mejor a la crisis económica que viene. EFE
Fuente: Contacto hoy