Brasilia. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien afronta una investigación criminal que podría sacarlo del cargo, está cortejando a actores del poder político a los que alguna vez denunció como corruptos, en un intento por sobrevivir a una crisis agravada por su manejo de la epidemia de coronavirus.
La renuncia el mes pasado del ministro de Justicia, Sergio Moro, quien acusó al líder de extrema derecha de buscar entrometerse en las investigaciones policiales, provocó una pesquisa autorizada por la Corte Suprema, que puede poner a prueba la coalición del presidente.
Los persistentes intentos de Bolsonaro de minimizar la epidemia de Covid-19, que ahora tiene a Brasil sufriendo el peor brote de cualquier nación en desarrollo, han afectado su popularidad entre los votantes y puesto en su contra a quienes fueran aliados políticos.
El principal fiscal de Brasil está interrogando a los ministros sobre los cambios de Bolsonaro a la policía federal.
Con dos de los hijos del mandatario enfrentando investigaciones criminales y del Congreso, los críticos lo acusan de buscar proteger a su familia al poner aliados a cargo de la policía federal en Brasilia y Río de Janeiro. El mandatario calificó las acusaciones como falsas y dijo que su familia está siendo perseguida.
Si la Corte Suprema y dos tercios de la Cámara baja del Congreso deciden que hay mérito para presentar cargos de obstrucción de la justicia y abuso de poder, Bolsonaro sería suspendido de su cargo y juzgado ante el tribunal superior.
Con la inminente investigación y los llamados a una acusación cada vez más fuerte entre los opositores, Bolsonaro ha comenzado a entregar cargos del gobierno a un grupo de partidos de centroderecha, con la esperanza de erigir un muro contra cualquier intento de sacarlo del poder, dijeron una decena de fuentes esta semana.
Sin embargo, esos partidos parecen divididos internamente, lo que dificulta que el presidente forme una coalición sobre la marcha. Y en su intento, ha descartado una promesa central de campaña para poner fin a los acuerdos políticos.
Incluso si tiene éxito, los nuevos aliados podrían abandonarlo en masa, como lo hicieron con la ex presidenta Dilma Rousseff en los últimos procedimientos del juicio político hace cuatro años, dijeron analistas.
“Bolsonaro ha quedado realmente debilitado”, dijo Marcelo Ramos del Partido Liberal (PL), uno de los más grandes del bloque centrista al que ahora acude el mandatario.
“Ha recurrido (a estos partidos) para protegerse de cualquier procedimiento de juicio político o investigaciones parlamentarias que puedan surgir”, explicó.
Como presidente de un comité de reforma de pensiones del Congreso, Ramos ayudó a lograr la principal victoria legislativa de Bolsonaro el año pasado, una revisión del sistema de pensiones de Brasil.
Dijo que a su partido le ofrecieron cargos en el gobierno con control sobre presupuestos sustanciales a cambio de su apoyo, aunque remarcó que estaba en contra de esa medida porque quería mantener su independencia.
La oficina de Bolsonaro no respondió a una solicitud de comentarios.
Fuente: La Jornada