Integrantes de diversos colectivos feministas tomaron la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ubicada en el Centro Histórico, y señalaron que no se retirarán del lugar mientras no se resuelvan por completo las demandas de varios de familiares de víctimas de abusos.
“Ya se tomó la CNDH. Son muchísimos casos de desaparición y de feminicidios, vienen para acá más familias, y hasta que no se resuelvan sus casos, no vamos a salir”, indicó Mónica Esmeralda Caballero, integrante de la organización Ni Una Menos México.
La activista señaló que la toma del inmueble de República de Cuba número 60 fue realizada de manera pacífica por diversos colectivos feministas unidos, y alertó que la situación es tensa debido a la presencia policiaca fuera del edificio.
“Nos mandaron policías a reprimirnos y nos tienen súper rodeadas. Sí pensamos que se nos van a dejar venir, pero esperamos que no haya agresiones”, indicó Caballero, quien subrayó que uno de los agentes que se encuentran afuera de la sede de la CNDH la “manoseó” en una marcha, por lo que no existe confianza en que las manifestantes estén libres de posibles agresiones.
Como se informó en este diario, un grupo de unas 15 personas se quedó en el edificio de República de Cuba desde el miércoles en la tarde, luego de sostener una reunión con la ombudsperson Rosario Piedra Ibarra, por considerar que no se les estaba atendiendo de forma adecuada.
En el transcurso del día, salieron del lugar muchas de las madres y padres de víctimas que se encontraban ahí, y el jueves en la noche salieron dos de los últimos manifestantes, luego de haber alcanzado un acuerdo con las autoridades para que se atendieran sus demandas.
Ya en la mañana del viernes sólo quedaba al interior del inmueble la señora Silvia Castillo, madre de un joven asesinado en 2019 en San Luis Potosí, pero alrededor de las 13 horas integrantes de diversos grupos feministas que permanecían afuera del edificio, manifestando su solidaridad con los familiares, decidieron ingresar y continuar con la toma.
Fuente: La Jornada