MIAMI, Florida.- Es claro que “el gobierno del presidente López Obrador busca una confrontación con Washington” en la era Biden, dice en entrevista el director del Centro de Estudios México-Estados Unidos, en el Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice (Houston), Tony Payán.
“Si López Obrador logra incitar a un conflicto con el (nuevo) gobierno de Estados Unidos, puede apelar a los remanentes del nacionalismo mexicano y luego ubicarse como el gran defensor de la soberanía nacional”.
Pregunto al autor de Las tres guerras fronterizas entre Estados Unidos y México: drogas, inmigración y seguridad nacional, así como de Policías, soldados y diplomáticos: comprensión del comportamiento de las agencias en la guerra contra las drogas, y coeditor y coautor de una decena de libros sobre la relación bilateral:
-¿Por qué un pleito con Biden, y no con Trump?
-A López Obrador le disgusta Biden de manera muy directa. Biden representa un Estados Unidos que le hace contrapeso al proyecto de López Obrador. Trump no. Por eso le gustaba Trump y le apostó a Trump. Pero perdió. Y esto le complica las cosas a López Obrador. Eso no quiere decir que no va a dejar de buscar por dónde provocar a Washington. De cualquier manera, Biden va a estar muy ocupado con la pandemia y la recuperación económica. Otros temas quedan más abajo en la lista. Pero México no deja de ser la nación con mayor trascendencia directa en la vida de millones de estadounidenses y por eso no se debe descuidar.
-¿Cómo será la reacción del nuevo gobierno ante esa búsqueda de confrontación?
-Creo que Washington debe ser mucho más cauteloso y no provocar esa oportunidad de que López Obrador lleve agua a su molino de redentor. Al contrario, toda acción debe ser certera y bien puesta, bien asestada, donde le duela más, pero donde no pueda hacer nada. La política de la administración Biden tiene que ser con bisturí, no con machete.
-¿Hay similitudes entre personajes tan distintos como Trump y AMLO?
-El populismo es una reacción, no es una acción. En este sentido creo que tanto Trump como López Obrador en México representan gobiernos reaccionarios. No son liberales ni pretenden serlo. No son necesariamente de derecha o de izquierda. Son sencillamente movimientos reaccionarios, sean o no justificados.
-¿Cómo?
–Make America Great Again, o muerte al neoliberalismo, no son esquemas propositivos. Al contrario, se definen en contra de algo, de una realidad, de una clase, de un grupo, de una manera de hacer las cosas, de una visión, etcétera, pero raramente podrán construir algo. No se puede construir algo sobre lo que es negativo, lo que está abajo del cero por así decirlo, porque es un número negativo.
Agrega el funcionario del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice: “Desafortunadamente, ningún movimiento de reacción es capaz de resolver los problemas que diagnostica. Los populismos nunca han resuelto nada, ni lo han hecho los regímenes emanados de ellos. A menudo terminan destruyendo lo que se ha construido, a menudo a propósito, pero sin responder de manera efectiva y sostenida a los problemas que se supone que les dieron paso”.
-Destruyen…
-Lo estamos viendo. El tema es que en EU las instituciones parecen haber resistido. En México, ante la fragilidad de las instituciones, todo cede, todo se desmorona. Hay esfuerzos, buenos e importantes, claro, de resistencia, pero no son suficientes. La corrección tendrá que venir de la sociedad misma, en forma de movilizaciones, coaliciones, elecciones, etcétera.
-¿Hay manera de corregir, o no?
-El populismo, como método de diagnóstico, es relativamente bueno. Un terreno fértil al populismo, de cualquier matiz, nos indica que algo no está bien… Y las correcciones no llegan si no vienen acompañadas de un mea culpa de las élites anteriores. Ni mucho menos si los grandes errores/pecados del pasado no han sido corregidos, y si los daños causados por el populismo no han sido lo suficientemente graves.
-Aquí toman el Capitolio, en México atentan contra la autonomía de las instituciones, ¿no hay salida, entonces?
-Los elementos empíricos que mencionas –el asalto a los órganos autónomos, las peleas político-diplomáticas, la polarización de la sociedad, el asalto al Congreso en Washington, etcétera– son manifestaciones materiales de fuerzas que tienen que resolverse con el tiempo… Todos los movimientos requieren tiempo, para hacerse y para deshacerse. Y me temo que el populismo es así. Eso no quiere decir que el discurso opositor y la crítica no sea valiosa. Claro que lo es. Es importante que la sociedad escuche voces alternas y vea posturas alternativas. Eso funciona como una especie de freno a las andanadas del populismo o autoritarismos.
De vuelta al tema del futuro inmediato de la relación entre México y Estados Unidos, el doctor Payán tiene una duda, una inquietud: “Me pregunto de dónde saca López Obrador su imaginario de los Estados Unidos. No creo que lo entienda. No creo que sepa cómo funciona. No creo que tenga idea de la complejidad de la sociedad estadounidense. Yo quiero suponer que lo que piensa está informado por gente como John Ackerman, esa figura rara, que es gringo pero que muestra un desprecio por los Estados Unidos. Supongo que alguien así le mete ideas a López Obrador, aunque no lo sé. Sería muy bueno ver quién lo asesora en su relación con Estados Unidos”.
-En el terreno propiamente diplomático, ¿qué se espera?
-Ya veremos a quién asigna Biden en la embajada. Eso nos va a decir mucho. Yo creo que va a ser alguien de carrera, que funcionan mucho más sigilosamente.
Fuente: El Financiero