Tegucigalpa, 26 jun (EFE).- René Pauck, un peluquero francés que llegó a Honduras en 1973, después de ser un migrante en Canadá, lleva 47 viviendo en Honduras, donde a sus 80 años, desde la Cinemateca de la Universidad Nacional Autónoma (Unah), trabaja en el rescate de la memoria histórica del país centroamericano.
“Yo estaba en los años 70 como migrante en Quebec, Canadá, era peluquero, pero cineasta aficionado, un loco de cine, con cámara y todo”, dijo René a Efe desde la Cinemateca de la Unah en Tegucigalpa al recordar cómo vino a dar a Honduras como “voluntario”.En Quebec, donde René tenía una peluquería para mujeres, con su primera esposa, vivió desde 1965 a 1973, pero los últimos años la relación no marchó bien y al final hubo divorcio.
UNA CLIENTA LE LLEVÓ A AVENTURARSE A VENIR A HONDURAS
Natural de Nancy, en el noreste de Francia, donde nació el 1 de octubre de 1940, René recuerda que en la peluquería en Quebec conoció a una clienta que tenía un hijo que trabajaba con la Pastoral Caritas de la iglesia católica en Honduras, lo que marcó el inicio de su relación con el país centroamericano, que le dio un nuevo hogar: su esposa, Olga Mendoza; dos hijos y cuatro nietos.
Luego de su llegada a Honduras, después de dos años, terminó con un proyecto dirigido por él, para “organizar el trabajo social de Caritas”.
A Quebec, René llegó como aventurero que quería hacer “nuevas cosas”, pese a que el negocio de la peluquería, “muy moderna”, marchaba bien.
Para él no era suficiente el trabajo de peluquero y seguía dándole pensamiento a su idea de meterse más en el cine, para no seguir siendo aficionado y que sus “locuras” no fueran solamente recogidas con su pequeña y antigua cámara, que aún conserva.
A Canadá llegó cuando en Quebec estaba surgiendo una importante “explosión cultural”, en la que también hubo mucha actividad cinematográfica, lo que en gran medida fue alimentando más su pasión por el cine. Otro de sus sueños de niño fue cantar ópera, lo que había, hecho pero “solamente en coros”.
Después de su proyecto con Caritas, trabajó varios años en la Secretaría de Cultura, Turismo e Información (Sectin), que había sido fundada el 1 de julio de 1975, en una de las últimas etapas de los regímenes militares que tuvo Honduras. Ahí, con otros jóvenes cineastas hondureños le dieron forma al Departamento de Cine de la nueva Secretaría de Estado.
LA VIOLENCIA EN CENTROAMÉRICA
Entre un empleo y otro para René, llegaron a Centroamérica los agitados años 80, en plena Guerra Fría, con conflictos armados internos en Guatemala, que ya llevaba varios años en guerra; el surgimiento de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación de Nacional (Fmln) en El Salvador, y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln), en Nicaragua, que en 1979 derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza.
Parte de la guerra en Centroamérica, cámara en mano, René la recorrió cubriendo lo que ocurría, “caminando de noche y escondidos de día”, de lo que entre otras cosas recuerda una producción con un equipo canadiense titulada “Paz sí, guerra no”, en un periplo desde Panamá hasta México.
En el decenio de los 80 René alternó su trabajo con una productora de video y otros trabajos documentales.
“Toda mi vida ha sido apasionante, he hecho una cantidad de documentales institucionales para el Gobierno y propios, he trabajado con cineastas de aquí y estuve en el frente de guerra en los años 80. Entonces, qué le puedo pedir a la vida, si la vida me ha dado todo lo que quería y todavía me está dando bastante”, expresó René.
LA CINEMATECA DE LA UNAH
El rodaje de tantas producciones en Honduras y Centroamérica, con equipos de productores europeos, canadienses y de Estados Unidos, fue enriqueciendo los sueños de René de producir, filmar, dirigir y todo lo que implica una producción, lo que el cineasta resume y valora como su “verdadera escuela”.
Los últimos dos lustros del siglo pasado y los tres primeros del presente, René los trabajó con organismos internacionales.
Hacia 2014, el periodista Manuel Torres, quien fue uno de los miembros de la Junta de Dirección de la Unah, sugirió la creación de la cinemateca de la máxima casa de estudios, un proyecto que también deseaba su entonces rectora, Julieta Castellanos.
Torres, quien con Castellanos, por separado, promovían la difusión de películas alternativas para los hondureños, propuso a René para dirigir la cinemateca, sobre lo que hubo consenso y así fue que el peluquero francés llegó al cargo que ocupa desde hace siete años.
En un espacio que seguramente habrá que ampliar, funciona la Cinemateca de la Unah “Enrique Ponce Garay”, nombre de un reconocido crítico hondureño de cine, fallecido en julio de 2006.
La Cinemateca de la Unah se ha enriquecido con decenas de producciones en cine y video en diferentes formatos; material sin editar, cámaras, proyectores y otro tipo de equipo, entre donaciones y compras, que fueron propiedad de cineastas hondureños como Sami Kafati, Fossi Bendeck y los hermanos Marcos y Jorge Asfura, entre otros.
La memoria histórica visual del país se sigue editando en la Cinemateca de la Unah con material en cine y video desde el inicio de los años 40 del siglo pasado.
René, gracias a un amigo italiano, también cumplió su sueño de cantar opera no solo en coros, mientras que uno de sus dos hijos hondureños, Camilo, que también ha seguido los pasos de su padre, está estudiando cine en Francia. EFE
Fuente: contacto hoy