Hermosillo (México), 1 jul (EFE).- Trece estrellas en el firmamento y el inicio de la temporada de lluvias marcan la fecha del Año Nuevo del pueblo indígena seri, que cada 1 de julio conmemora el reverdecer de la naturaleza en el norte de México junto a decenas de turistas.
La conmemoración ocurre este jueves en Punta Chueca, en la costa del municipio de Hermosillo, capital del norteño estado mexicano de Sonora, donde el desierto de Altar se funde con el mar de Cortés.
“Nos guiamos por trece estrellas, que salen a lo largo del caminar hasta este día”, explicó a Efe Gabriel Hoffer, miembro del consejo de ancianos seri.
Esta noche esperan la última estrella, que significa “la conclusión de un ciclo”, y Hoffe vaticinó que “va a haber cambios en el océano, va a haber cambios en la marea y va a haber cambios en el desierto”.
“Las lluvias también nos van a visitar y por lo tanto nosotros también nos preparamos como comca’ac (palabra con la que se autodenominan los seris) para cambiar junto a nuestro entorno”, explicó.
“No podemos quedarnos estancados en ese lugar, si la naturaleza, las estrellas y la posición de las constelaciones están cambiando y se están moviendo, porque también somos parte de todo eso”, añadió.
Luego de cuatro semanas con temperaturas que rozan los 50 grados y que convierten al desierto de Sonora en una de las regiones más cálidas del planeta, el Año Nuevo seri supone una esperanza de reactivación luego de que el año pasado se suspendiera la festividad por la pandemia de covid-19.
“Nuestra ceremonia del Año Nuevo es para cambiar nuestro yo interior, para cambiar nuestra mentalidad, para cambiar todo. Ahorita como se están formando las problemáticas del mundo como el calentamiento global o la epidemia, por eso tenemos que cambiar la mentalidad para que eso no nos afecte tanto”, contó el sabio.
Hoffer dijo que “todos son bienvenidos” a la ceremonia y que “van a recibir lo que es la bendición de la naturaleza”.
A Punta Chueca llegó un centenar de turistas, provenientes principalmente de Estados Unidos, Europa y el resto de México, donde consumieron gastronomía seri, como el platillo de caguama, elaborado con la tortuga golfina.
Aunque la captura y consumo de este reptil está vedado desde 1990 por el peligro de extinción, los seris están autorizados de acuerdo al reglamento de sus costumbres.
Los turistas también compran artesanías seris, principalmente unos canastos tejidos con hebras de la planta torote, teñidas con sangre de animales y colores que extraen de las flores del desierto.
Pero la gran mayoría busca la medicina tradicional, principalmente el extracto del sapo, conocido como “la molécula de Dios”, un alcaloide con efectos alucinógenos de la familia de las triptaminas producido naturalmente por una especie de sapo.
Durante la ceremonia, los indígenas hacen honores a su bandera, la guardia tradicional realiza disparos de armas largas al aire y todos los presentes se funden en abrazos. EFE
Fuente: Contacto hoy