Ciudad de México, 27 jul (EFE).- En una nueva arenga, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, subió este martes el tono contra el Gobierno de Estados Unidos por el embargo a Cuba, que tachó de “medieval”, aunque los analistas dudan de que estas palabras inquieten a la Casa Blanca.
“Hay una situación delicada en Cuba porque ellos están padeciendo de un bloqueo, algo que yo considero inhumano porque es una medida extrema, es como una acción medieval, es muestra de un gran atraso en política exterior”, declaró el mandatario en su rueda de prensa matutina.
López Obrador escaló un punto más su crítica contra el embargo a Cuba, un tema que se ha convertido en recurrente en sus discursos desde las históricas protestas iniciadas en la isla el 11 de julio contra el Gobierno de Miguel Díaz-Canel.
“Me parece que por más que abrace una retórica latinoamericanista, López Obrador sigue teniendo claro la importancia de Estados Unidos como principal tema de política exterior”, dijo a Efe el internacionalista José Enrique Sevilla, quien restó importancia a las palabras del mandatario.
CULPAR AL EMBARGO
Agudizadas por la pandemia de covid-19, la crisis económica y la escasez de alimentos y medicinas, las protestas en la isla, que dejaron un muerto y centenares de detenidos, han sido las más importantes que se recuerdan desde el “maleconazo” de 1994.
Pero para López Obrador, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), detrás de todo está el embargo a la isla, vigente desde hace 60 años y condenado por casi toda la comunidad internacional.
Por eso, ha decidido de un lado enviar a la isla tres buques con alimentos y medicinas, el tercero de los cuales zarpará el miércoles, mientras arremete contra el Gobierno del presidente de EE.UU., el demócrata Joe Biden.
A pesar de todo, matizó este martes que “son muy buenas las relaciones con Estados Unidos”, si bien nunca había levantado el tono así con el republicano Donald Trump, con quien tejió cierta afinidad personal.
“Sí es un factor relevante el cambio de presidente en Estados Unidos”, expresó Sevilla, puesto que López Obrador “sabe que con Biden no va a haber ninguna amenaza sobre aranceles”.
UN DISCURSO INTERNO
Pero para Khemvirg Puente, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el relato del presidente es puramente discursivo y no va dirigido al Gobierno de Estados Unidos sino a los Gobiernos latinoamericanos y a sus seguidores en México.
“Estados Unidos no se tomará muy en serio los dichos del presidente. Ya se ha dado cuenta de que dice una cosa y hace otra. Ahí se van a quedar como llamados al aire”, opinó.
En ese sentido, no se espera que México llame a su embajador en Washington o vaya a presionar de alguna forma a la Casa Blanca.
Igual que tampoco está previsto que Biden mueva un dedo, pues apenas en junio la Asamblea General de las Naciones Unidas votó de forma casi unánime contra el embargo, que se endureció con 243 sanciones durante la gestión de Trump, y nada cambió.
El discurso de López Obrador hay que enmarcarlo dentro de su formación como hombre de izquierdas crecido en la década de los 50 y 60 – nació en 1953, año del comienzo de la Revolución cubana con el fracasado asalto al Cuartel Moncada -, por lo que difícilmente tenga palabras críticas sobre las libertades de la isla.
“No puedes ser un Gobierno que se asuma de izquierdas en Latinoamérica condenando a Cuba. En la tradición intelectual de la izquierda latinoamericana, la Revolución cubana tiene un papel no político sino místico”, explicó Sevilla.
MÉXICO MIRA HACIA EL SUR
Además, llega en un momento en el que el Gobierno mexicano ha decidido mirar más al sur aprovechando que le corresponde la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En una reunión de cancilleres latinoamericanos celebrada el pasado sábado en Ciudad de México, López Obrador propuso crear una especie de Unión Europea en América Latina y dejar a un lado la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por Luis Almagro, con quien ha tenido varios encontronazos desde que México asiló en 2019 a Evo Morales.
“No creo que pase más allá de un tema discursivo. No creo que vaya a tener muchos efectos tampoco en la política exterior de México con Estados Unidos”, expresó Puente. EFE
Fuente: Contacto hoy