Londres. Esposo de la reina Isabel II durante más de siete décadas, el príncipe Felipe, recientemente dado de alta del hospital tras ser sometido con éxito a una intervención cardíaca, murió este viernes a dos meses de cumplir los 100 años.
“Con profundo dolor, su majestad la reina anuncia la muerte de su amado esposo, su alteza real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo”, afirmó un comunicado del Palacio de Buckingham.
“Su alteza real ha fallecido en paz esta mañana en el Castillo de Windsor”, precisó.
Tras conocerse su muerte, el primer ministro británico, Boris Johnson, elogió “la vida y el trabajo extraordinarios” del príncipe y envió un mensaje de pésame a la reina.
Las banderas británica ondeaban ya a media asta este viernes a mediodía, tras el anuncio del fallecimiento del duque de Edimburgo.
Felipe, que el 10 de junio debía cumplir 100 años, fue visto por última vez el 16 de marzo cuando vestido con camisa blanca y jersey color crema salió en el asiento trasero de un vehículo del hospital King Edward VII de Londres, donde había sido ingresado un mes antes.
Desde allí regresó al castillo de Windsor, unos 50 km al oeste de Londres, donde él y la reina, de 94 años, han estado confinados desde el inicio de la pandemia de coronavirus hace más de un año.
Hacía años que no pasaban tanto tiempo juntos, puesto que él permanecía gran parte del año en la residencia real de Sandringham y la reina en el palacio de Buckingham o de Windsor.
Tras ser hospitalizado el 16 de febrero, como “medida de precaución” tras haberse sentido mal, y ante las especulaciones y preocupación por su avanzada edad, la casa real informó de que su ingreso no estaba relacionado con el covid-19, sino que se debía a una infección.
Bajo una fuerte expectación mediática, había sido trasladado a principios de marzo del pequeño y elegante King Edward VII, al gran hospital público St Bartholomew.
Allí, donde se encuentra según su página web el mayor departamento especializado en enfermedades cardiovasculares de Europa, fue sometido “con éxito” a una operación quirúrgica “para tratar una enfermedad cardíaca preexistente”.
Su fallecimiento representa un nuevo revés para la familia real británica en un momento convulso para la monarquía, sacudido por una de sus mayores crisis institucionales a raíz de una explosiva entrevista concedida por el príncipe Enrique y su esposa Meghan en marzo a la la estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey.
En esta, Enrique, de 36 años, y Meghan, de 38, explicaron los motivos de su estrepitosa retirada de la realeza británica y su exilio en California. Y aseguraron que un miembro de la familia real había mostrado “preocupación” por el color de piel que tendrían sus hijos, dado que la madre de ella es negra.
Poco después Enrique puntualizó que no habían sido ni su abuela, la reina, ni su abuelo, Felipe, conocido por sus meteduras de pata y sus bromas de mal gusto, así como por su fuerte temperamento y su franqueza.
Fuente: la Jornada