Los internos acusan falta de alimentos y medicinas, además de tratos inhumanos, entre otras violaciones.
Desde la noche del martes los reos comenzaron los disturbios golpeando ventanales y arrojando diversos artículos al exterior, por lo que sus familiares se alertaron, se acercaron a la penitenciaría y se unieron con el objetivo de obtener informes sobre la condición de los internos.
Según versiones de los familiares, el intento de motín comenzó en el edificio 1 del Centro de Reinserción Social (Cereso), ubicado en la delegación La Mesa, en Tijuana, alrededor de las 21.00 horas locales cuando los residentes de los alrededores comenzaron a escuchar gritos de “auxilio” y peticiones de “comida”.
De inmediato, la calle principal y aledañas del penal fueron resguardadas por agentes de la Policía Municipal, de la Fiscalía General del Estado de Baja California, la Guardia Estatal y el Ejército mexicano.
La vigilancia de las autoridades de los tres niveles de Gobierno no duró mucho tiempo ya que la presión y desesperación de los familiares los hizo romper los cordones de resguardo y llegaron hasta las paredes de la penitenciaria gritando los nombres de sus familiares.
Poco después de la medianoche del martes, la situación fue controlada, pero después de mediodía del miércoles la tensión en el lugar reinició ya que los reos volvieron a exigir comida, además denunciaron agresiones por parte de los custodios.
Desde el interior de la prisión los reclusos rompieron las protecciones de las ventanas y comenzaron a arrojar algunos papeles en donde escribieron sus peticiones, principalmente que comunicaran con sus familiares para informarles que estaban bien, mientras que otros mensajes denunciaron los abusos.
En un vaso desechable algunos de los reos escribieron los nombres de custodios que presuntamente los estaban golpeando, mientras que en otro papel informaron que a uno de los internos le habían quebrado las manos y otros estaban heridos o sometidos.
“Nos están golpeando, le quebraron la mano a un interno y dicen que sino no nos calmamos, en 30 minutos nos van a disparar”, se leía en una hoja arrojada desde la penitenciaria, en otra escribieron “ya mataron a dos”, sin dar mayores detalles.
Desde el exterior, los familiares lloraban y pedían a gritos que se controlaran pues las autoridades podían tomar represalias. Además exigían, de manera constante, la presencia del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla.
Hasta las 19.00 horas locales de este miércoles ninguna autoridad había emitido una postura oficial sobre lo que ocurre dentro de la penitenciaría de Tijuana, a excepción de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que se ha mantenido al tanto de la situación y afirma que el conflicto comenzó por la falta de alimentos.
Hasta ahora solo se han podido confirmar daños materiales, así como lesiones, no graves, a dos custodios, mientras que familiares aseguraron que bloquearán entradas y salidas de la cárcel hasta que se les dé una respuesta. EFE
Fuente: Contacto hoy