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NACIONAL

Extrema derecha, un fenómeno que no es ajeno en Ucrania

Expertos dicen que estos grupos en el país son “políticamente insignificantes”

Extrema derecha, un fenómeno que no es ajeno en Ucrania
Vehículos dañados, en una parte destruida de la planta Illich Iron & Steel Works, en Mariupol. Foto: Alexei Alexandrov/ AP.

Bruselas.- El presidente ruso Vladimir Putin ha justificado la agresión militar a Ucrania acusando de fascista al régimen de Kiev y responsabilizándolo de genocidio de la minoría rusa que vive en el país. 

“La operación especial tiene como objetivo proteger a las personas que son víctimas de intimidación y genocidio por parte del régimen de Kiev (…) y la desmilitarización y desnazificación de Ucrania”, dijo Putin al levantar el velo sobre la idea que lo llevó a agredir a la nación vecina. 

El argumento no causó ruido al interior de Rusia, desde hace años se ha venido construyendo una narrativa sobre la situación que se vive en el otro lado de la frontera occidental. Putin ha descrito a Ucrania como un estado fascista desde que el presidente ucraniano prorruso Viktor Yanukovich fue derrocado en las protestas de Maidán de 2014.  

De manera que la invasión encajó perfectamente con la narrativa diseminada durante años por el Kremlin en la sociedad rusa sobre las realidades en un territorio que aparece en los almanaques rusos como parte inalienable de la historia del país.  

En contraste, en el exterior, el mensaje de Putin fue acogido con incredulidad, como un perverso disparate que manipula la verdad de la sociedad ucraniana y construido con la finalidad de sofocar las aspiraciones de un pueblo independiente que busca definir su propio futuro. 

Sin duda, como muchos países europeos, incluyendo Rusia, Ucrania tiene un problema de extrema derecha, tanto históricamente como en la actualidad. 

Ucrania ha sido vista por Bruselas como el mejor alumno de la clase por sus reformas proeuropeas desde la revolución de hace ocho años. 

“No obstante, los logros democráticos de los últimos años han ido acompañados de un aumento espectacular en la actividad de los grupos de extrema derecha”, sostiene un estudio elaborado por April Gordon, investigadora asociada del programa, Europa y Eurasia de Freedom House, organización especializada en temas relacionados a las amenazas a las libertades. 

“Si bien los grupos de la extrema derecha radical han existido en Ucrania desde la década de 1920, ahora representan un elemento sofisticado y políticamente influyente de la sociedad”, indica el documento publicado en 2020. 

El brazo político más avanzado de la extrema derecha está representado por el partido Svoboda (Libertad), que estremeció las estructuras políticas en 2010 cuando obtuvo el 10% de los votos en los comicios parlamentarios. 

Para los comicios de 2014 el apoyo a Svoboda bajó a 4.4% y para 2019 ni siquiera logró ingresar al parlamento después de conseguir el 2.5% de los votos.  

A pesar del retroceso político de Svoboda y otras fuerzas ultras, la “estrecha visión nacionalista pro-ucraniana” y “la vehemente retórica antirrusa” se convirtió en narrativa política. 

El estudio de Gordon pone de ejemplo el lema “¡Ejército, lengua, fe!” con el ex presidente Petro Poroshenko se apoyó para desarrollar una marca de patriotismo con la que le arrebató votos a la derecha radical. La retórica asimilada por Poroshenko habría culminado con una serie de medidas legislativas encaminadas a preservar la identidad ucraniana, “a menudo infringiendo derechos de los grupos minoritarios del país”. 

A pesar de estos elementos, en general, la extrema derecha ucraniana ha sido incapaz de crear una plataforma común o ganar significativamente una elección. Tampoco ha podido ejercer una influencia ideológica considerable sobre la sociedad y las élites gobernantes. 

“Esta propaganda no es nueva (acusar de nazi al régimen de Kiev). Rusia ha destacado durante años la actividad de un grupo marginal de ultranacionalistas ucranianos como una forma de tratar de estigmatizar a toda Ucrania”, afirma David Fishman, profesor de historia judía de la Hebrew University de Nueva York en una publicación de la organización Anti-Defamation League. 

“Sí, algunos miembros de estos grupos ultranacionalistas han usado insignias nazis, saludado a Hitler y usado retórica antisemita, pero son políticamente insignificantes y de ninguna manera representativos de Ucrania (…) Ucrania es una democracia con defectos, pero incuestionablemente una democracia y de ninguna manera un régimen nazi”. 

En el ámbito de las fuerzas armadas, la guerra provocada por la anexión unilateral rusa de la península de Crimea y el apoyo a las fuerzas separatistas prorrusas en el Dombás, generó las condiciones para la participación de brazos armados de la ultraderecha en actividades castrenses. 

El caso más emblemático es el de Azov, símbolo de la extrema derecha en Ucrania y que antes de la guerra de Rusia llevó a organizaciones como Atlantic Council a plantearse la pregunta de si debería ser clasificada como organización terrorista. 

Se trata de una unidad militar de infantería compuesta de voluntarios, algunos acusados de albergar ideología neonazi y supremacista blanca. Considerado un regimiento de la Guardia Nacional de Ucrania, fue fundado como grupo paramilitar nacionalista al inicio de la guerra del Dombás y estaría compuesto por unos 900 hombres. 

En redes sociales algunos de sus integrantes muestran en uniformes y tatuajes insignias de la Alemania nazi, aunque la unidad ha negado en su conjunto tener apego a dicha ideología fundamentalista. 

Andreas Umland del Centro de Estudios de Europa del Este de Estocolmo, afirma que el batallón tenía antecedentes de extrema derecha en 2014, pero desde entonces se ha “desideologizado”, convirtiéndose en una unidad de combate regular. 

Ahora las personas no se enlistan por ideología sino porque “tiene la reputación de ser una unidad de combate particularmente dura” y por la fama de haber recuperado en su momento la ciudad portuaria de Mariúpol de los separatistas apoyados por Moscú, dijo recientemente Umland a AFP. 

Al margen de la arena política, los grupos de extrema derecha se han hecho visibles en forma de intolerancia hacia minorías, por cuestiones religiosas, lingüísticas o sexuales. 

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa contabilizó 209 incidentes motivados por odio en Ucrania en 2020, por encima de los 191 casos reportados en 2017, pero por debajo de los 237 contabilizados en 2018. 

Aunque no todo los incidentes pueden adjudicarse a los grupos ultras, ni el fenómeno es exclusivo de Ucrania; Polonia contabilizó 407 casos en 2020, seguido por Alemania con 316, Francia con 278, Italia con 229 y España con 218. 

“Si bien la actividad de la extrema derecha en Ucrania es profundamente preocupante, de ninguna manera es exclusiva del país (…) En su esfuerzo por retratar a la sociedad ucraniana como algo parecido a una reencarnación del Tercer Reich, los líderes rusos han exagerado enormemente la importancia del extremismo de derecha en Ucrania, mientras ignoran las muchas fuerzas compensatorias en el país”, sostiene Sam Lichtenstein, Director de la unidad de análisis sobre seguridad global de la consultora RANE Stratfor.

FUENTE: CON INFORMACIÓN DE “EL UNIVERSAL”.