Por Eduardo Serrano
Esteban Villegas frenó oportunamente las especulaciones, respecto a los nombres de quienes lo acompañarán en su gabinete. Toño Ochoa, aseguró que habrá cambios, y dará continuidad a lo que se ha hecho bien, reconociendo que recibirá finanzas sanas en la capital. Sin embargo, es obvio que en el Ambiente Político, muchos se comen las uñas haciendo proyecciones, unas veces “atinadas”, otras tantas, más bien tirándole a “mafufadas”. Eso es más o menos lo que gira entorno al Partido Acción Nacional, luego del triunfo de la alianza Va por Durango, en las dos elecciones consecutivas de 2021 y 2022. Es parte del “show”. A pesar de que se ganó, hay a quienes se les queman las habas por correr a cobrar la herencia, pero también existen aquellos que están pensando, en cómo enfrentarse a las elecciones del 2024, con un partido fuerte, que sume a la coalición, y que sea una verdadera oposición.
El blanquiazul ha entrado en un proceso de reflexión muy necesario. Las traiciones, simulaciones, brazos caídos, inconformidades, así como la lealtad, el trabajo, la sinergia y el resultado mismo, son factores que Marko Cortés ha revisado detenidamente junto a Verónica Pérez, a quien respalda absolutamente desde el principio de su gestión, y él mismo ha señalado, que así será, hasta que concluya el periodo por el que fue electa jefa Estatal del PAN en Durango. En ese sentido, sobra decir que la renovación de la dirigencia panista, se hará conforme a los tiempos marcados por sus estatutos, por lo tanto, Vero Pérez habrá de concluir en tiempo y forma su encomienda. Evidentemente, eso no significa que aquellos que aspiran a dirigir al partido estén como “estatuas de marfil”, aunque deben entender que estarán en circunstancias diferentes, no con un gobernador panista ciertamente, pero sí con un gobernador aliado.
De esta manera, ha sonado Bonifacio Herrera, panista de cepa, personaje bien visto por la militancia, con capacidad para conciliar y canal de comunicación directo con Esteban y Toño Ochoa, así como el diputado federal Carlos Maturino, liderazgo con crecimiento importante en el interior de las filas blanquiazules. Por las mujeres suena Malena González, ex diputada local y regidora electa, cuyo contacto con las bases, ha sido prácticamente de toda la vida. Suena también Paty Jiménez, muy cercana al empresario Alfredo Herrera, y Claudia Hernández, quien ha tenido un importante desempeño en su carrera política en las últimas dos administraciones municipales. Por otro lado, se escucha que Héctor Flores, exsecretario General de Gobierno y exaspirante a la gubernatura, podría buscar esa posición, al contar con buenas conexiones en el CEN del PAN.
El propio Jorge Salum, al terminar su gestión como alcalde, podría abrirse de capa en la búsqueda de la dirigencia blanquiazul, y finalmente, Rómulo Campuzano, quizás el único que lo ha expresado abiertamente. Lo importante es que en el PAN necesitan definir el perfil adecuado para esta nueva etapa de su historia política en Durango, bajo el escenario nacional que se vislumbra en 2023 y 2024, evitando quedarse en el romanticismo opositor que los llevó al poder, donde por cierto, algunos demostraron ser mejor oposición, que gobierno. El PAN en Durango, debe ir paso a paso, y no comer ansias, pues de esa definición, dependerá que se alejen oportunamente del canibalismo político, que carcome a sus militantes, y limita el crecimiento de sus liderazgos.
Por Eduardo Serrano.
