Ciudad de México. Ante la identificación genética de Jhosivani Guerrero de la Cruz, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez destacó que debido a que el resto óseo fue encontrado en un lugar diverso al que se postuló como paradero de todos los estudiantes -el río San Juan, Cocula- en la llamada “verdad histórica”, su identificación “vuelve a evidenciar cómo se mintió a las familias y a México en el pasado”.
Después de que el gobierno federal entregara a los padres de los 43 normalistas desaparecidos el análisis de la Universidad de Innsbruck donde se confirmó que unos de los restos encontrados en la barranca La Carnicería corresponden al estudiante Jhosivani, el Centro señaló que el hallazgo también recuerda que sigue pendiente avanzar en las investigaciones hasta llegar a la verdad “y sancionar tanto a los responsables de la desaparición como a los de la manipulación”.
A través de redes sociales, expuso que esta identificación “es plena y de ADN nuclear”. Recordó que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en 2015, “dolosamente pretendieron dar por identificado al mismo joven, sin que los valores de los resultados genéticos fueran suficientes. Técnicamente es falso que ya hubiera sido identificado”.PUBLICIDAD
De igual manera, el Centro reconoció que la identificación del resto óseo, realizada por la Universidad de Innsbruck y verificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense, “fue comunicada dignamente a la familia durante el fin de semana por una comisión de sus representantes”, entre ellos del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa.
Las familias de los desaparecidos, resaltó, “tienen derecho a la verdad. Este hallazgo muestra que la identificación genética es posible, incluso a pesar del paso del tiempo. Necesitamos mecanismos extraordinarios, masivos y con recursos para atender el rezago forense”.
Fuente : La Jornada